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La crisis financiera mundial ha revivido un debate .

viernes, 20 de febrero de 2009

La crisis financiera mundial ha revivido un debate que en algunos círculos dan por muerto y enterrado: el del proteccionismo económico.
Pero el difunto se niega a fenecer y esta semana lo demostró con la polémica por una clásula que políticos demócratas incluyeron en el paquete de estimulo económico de US$800.000 millones que pretende revivir la economía estadounidense.

La cláusula "Compre estadounidense", pide que en proyectos de obras públicas sólo se utilicen hierro, acero y bienes manufacturados en el país, algo que despertó fuertes críticas en Canadá y la Unión Europea.

Barack Obama ya le salió al paso al tema y dijo que quiere que la cláusula se suprima, pues no desea enviar un mensaje proteccionista.

Está previsto que el Senado estadounidense discuta el proyecto este viernes.
Pero Estados Unidos no es el único país donde el tema está candente por la crisis económica mundial y la desesperación de los mandatarios por contener los índices de desempleo y estimular el consumo.

En Europa, el ministro de Industria español, Miguel Sebastián, recomendó hace poco que se consuman productos españoles y se haga turismo en España para salir de la crisis.

Mientras que en el Reino Unido aumentan las presiones por parte de sindicatos para que el gobierno de Gordon Brown tome medidas en contra de la contratación de mano de obra foránea.

El tema se tocó específicamente en la última reunión del G-20 y en el Foro Económico Mundial de Davos, donde se recomendó a los gobiernos que no cayeran en la tentación del proteccionismo, porque, aseguran, ello sólo agravaría la crisis a largo plazo .

Beneficios a corto plazo

El economista de la Ie Bussines School de Madrid, Juan Carlos Martínez Lázaro, le explicó a BBC Mundo, que en épocas de crisis el proteccionismo "es la tendencia natural de muchos gobiernos".

"Al fin y al cabo, lo que hacen con estas medidas es proteger la actividad económica nacional que pueden ser beneficiosas a corto plazo", agregó.

Por su parte, Osvaldo Kacef, director de la División de Desarrollo Económico de la Cepal, le dijo a BBC Mundo que las medidas proteccionistas "probablemente tenga un mayor impacto en el corto plazo sobre el producto en los países que lo implementen", siempre y cuando estén acompañadas por el gasto público.

"Lo que tiene un impacto en el nivel de actividad es el aumento del gasto público y lo que se busca es reducir las importaciones para que la mayor parte de ese aumento del gasto público se vuelque en el mercado interno y no se vaya a mercados externos", añadió
Sin embargo, el economista David Rosnick, del Centro para la Investigación Económica y Política, considera que el debate sobre proteccionismo es "ridículo".

"EE.UU. y la UE ya tienen políticas proteccionistas. No estamos hablando de un mundo libre de proteccionismos que ahora decide empezar a aplicar estas medidas. Ya somos proteccionistas", le explica Rosnick a BBC Mundo, quien recuerda los subsidios agrícolas y las restricciones a profesionales extranjeros para trabajar en países desarrollados.

Por otra parte, especialistas consideran que si Estados Unidos implementa o aprueba leyes en que se estimule el consumo interno y se penalice las exportaciones, otros países harán lo mismo.


Empresas estadounideses temen perder clientes foráneos si se aplica el plan de Obama.
"Hay un caso muy claro que yo pongo muchas veces como ejemplo, y son los aranceles agrícolas que en los años 30 implementó Estados Unidos. Esto terminó hundiendo a países como Argentina, que -a su vez- le pagó a los estadounidenses con la misma moneda y terminó poniendo aranceles a las manufacturas y bienes industriales que importaba", señala Martínez.

Eso es lo que temen empresas estadounidenses como General Electric o Caterpillar, que se han mostrado contrarias a medias proteccionistas porque consideran que las ponen en una situación vulnerable de cara al mercado internacional.

Si compañías indias o chinas están en desventaja a la hora de competir en el mercado estadounidense, lo lógico será que las compañías estadounidenses lo estén en el suculento mercado asiático.

En la cuerda floja

No obstante, la política en tiempos de crisis tiende a caminar por una cuerda floja. "Hemos visto en Europa el caso de Islandia, que ha sucumbido", recuerda Martínez. "Seguramente no será el único ni el último en tener problemas".

Esto hace, de acuerdo con el analista, que los políticos en un momento determinado caigan en la "fácil tentación" de buscar proteccionismo e incentivar el nacionalismo


En cuanto a EE.UU., "tampoco olvidemos que el núcleo duro del apoyo electoral de Obama son los sindicatos estadounidenses, y ellos llevan mucho tiempo observado cómo se están perdiendo puestos de trabajo que por efectos de la deslocalización se han trasladado a otras partes del planeta".

"Martínez agrega que "por más que se está intentando espantar al fantasma del proteccionismo, al final los políticos juegan con intereses a corto plazo y cada uno trata de salvar un poco los muebles como puede".

Por ahora, tanto los analistas, como la UE o la Organización Mundial del Comercio están esperando por la decisión del Senado estadounidense para tomar medidas.

"Un alto funcionario europeo comentó la posibilidad de que el requerimiento de "Comprar estadounidense" con el dinero del plan de estímulo podría violar las reglas de la OMC sobre discriminación en compras para el gobierno", comentó el especialista en asuntos económicos de la BBC Andrew Walker.

Walker también explicó que la OMC ha detectado en Europa el reciente aumento de tarifas en impuestos para la importación, entre otras acciones, que restringen las importaciones y estimula las exportaciones.


Tampoco olvidemos que el núcleo duro del apoyo electoral de Obama son los sindicatos estadounidenses, y ellos llevan mucho tiempo observado cómo se están perdiendo puestos de trabajo que por efectos de la deslocalización se han trasladado a otras partes del planeta

Juan Carlos Rodriguez Gonzalez

2008 y su crisis financiera .

lunes, 8 de diciembre de 2008

La mayor crisis financiera desde hace más de una década tiene elementos de los que hay que sacar lecciones. Cuando se trató de la crisis de México en 1995 al contagio que produjo se le llamó Efecto Tequila, y tenía sabor a resaca. Cuando se trató de la crisis de Tailandia y de Asia, de Rusia, de Brasil y de Argentina, se les llamó contagios, aunque recordamos el efecto tango y el efecto samba. Cuando se trató de la llamada crisis de las dot.com o crisis de las tecnológicas, no hubo ninguna mención de contagio.
Estados Unidos no contagiaba, era la idea. Los contagios eran de bolsas infectadas no de bolsas sólidas. La moneda era esencial para el contagio vía las devaluaciones bruscas. En el caso de Estados Unidos, su moneda no se puede devaluar porque el mundo se relacionaba con el dólar. Entonces lo que ocurría eran apreciaciones frente al dólar.

En esta crisis hemos aprendido que cuando se trata de una crisis mayor de bolsa de Estados Unidos aunada a problemas en la economía, entonces no hay contagio sino que se le llama crisis global. La quiebra de la banca de inversión estadounidense y el arrastre de esto sobre las bolsas de valores es una crisis global. No hay contagio sino algo malo en general. Quizás lo que esté malo en general es que todas las bolsas se abrieron para permitir inversionistas del exterior y que cuando éstos se retiran de la bolsa de Nueva York, se retiran de todas las bolsas al mismo tiempo. Esto es acentuado por los actores nacionales que siguen la
tendencia.

Lo segundo que estamos aprendiendo es el uso de la palabra “mundial”. Se habla de una crisis bancaria mundial. Hay una crisis bancaria –de inversión, arrastrada por inversiones en derivados crediticios vinculados a hipotecas– en Estados Unidos, España, Irlanda, Alemania, Gran Bretaña e Islandia. Esto es una “crisis bancaria mundial” que requiere del rescate inmediato para evitar el colapso mundial. Durante la segunda guerra mundial, los europeos entraron en guerra entre ellos y luego el mundo tomó posiciones. Ese fue un sentido de “mundial”. En el beisbol, hay la “serie mundial” que es básicamente Estados Unidos, México, el Caribe y Japón. Cuando hoy se habla de crisis mundial la referencia es a una crisis estadounidense que se ha contagiado aquellos países con bancos que han estado más expuestos a derivados crediticios vinculados a las hipotecas y cuyos sistemas bancarios han estado aún más desregulados a la americana.

Tercero, cuando el pánico financiero opera, los inversionistas salen de la bolsa de Nueva York, madre de todas las bolsas del mundo y se retiran de todo el resto de las bolsas presionando sobre los tipos de cambio de todo el mundo. Si los bancos centrales no intervienen se puede producir un alza brusca de los tipos de cambio y generar pánico en el mercado de divisas. Si los bancos centrales intervienen, deben estar dispuestos a perder una porción significativa de las reservas con el objetivo que el impacto inflacionario de una devaluación no llegue a la economía nacional.

Cuarto, cuando los inversionistas estadounidenses esencialmente se retiran de los merados del resto del mundo, venden moneda nacional en el resto del mundo y compran dólares de Estados Unidos para regresar a casa mientras piensan dónde y cómo colocan ese dinero mientras pasa la crisis. Eso da el espejismo de un dólar fuerte por un periodo. Como es absurdo un dólar fuerte en una crisis financiera que comienza en Estados Unidos, en el siguiente momento los agentes venderán el dólar y comprarán monedas más sólidas como el yen, el yuan o eventualmente algunas latinoamericanas y por supuesto, oro. El momento cumbre del tsunami cambiario es cuando el dólar aparece fuerte en medio de la crisis. Luego viene el temblor cambiario real del dólar, moneda que tiene el problema económico.

Quinto, cuando hay una crisis bancaria en el mundo que no incluye al G7, son crisis menores. Como efecto de la desregulación bancaria de 1990-92 América Latina se sumió en una crisis bancaria descomunal cuando ocurrió la crisis asiática y el crédito interbancario sufrió un alza en las tasa de interés. El efecto fue la quiebra masiva de bancos entre 1998 y 2002 en todas América latina menos México donde ya se había pasado por la quiebra masiva en 1995. Fruto de esas quiebras las regulaciones se fortalecieron y los requisitos de capital se aumentaron.
Entonces aprendimos que los bancos trasnacionales dejan de serlo cuando hay una crisis y que cuando una sucursal quiebra, quien debe salvarlo es el gobierno del país y no la casa matriz. Es decir un banco trasnacional es la mejor inversión, ganas cuando ganas y cuando pierdes en un país, ellos –el gobierno de ese país– te rescata. Las ventajas para un país de tener banca trasnacional entonces quedó matizado.

Sexto, cuando en medio de los vaivenes de México se discutió la necesidad de autorregulación bancaria y de auto supervisión, y se organizó lo que se conoce como Basilea 2, quedó puesto en evidencia primero que el FMI no servía para nada y segundo que los bancos podrían regularse de forma voluntaria, levantar sus requerimientos de capital, moderar sus riesgos, y sobre todo, tener carteras de inversión diversificadas alrededor del mundo para tener estabilidad. Lo que la crisis del 2008 ha mostrado es que bajo este paraguas, se terminó de desregular la banca en los Estados Unidos permitiéndosele unir a la banca de inversión con la banca comercial y a estos se les permitió actuar en todos los mercados del mundo con un producto tóxico que son los derivados crediticios. Nadie se refiere a los derivados crediticios hoy por su nombre sino únicamente como “Toxic waste” (deshecho toxico). Quien más lo hace es el hombre que seguramente más promovió dicho mercado, el ex presidente de Goldman Sachs y hoy secretario del Tesoro encargado de rescatar a los bancos.
Sétimo, el ingenioso concepto de que todo tiene un mercado y por lo tanto, un crédito no es un activo bancario sino un título valor que puede ser vendido, llevó a que los bancos comerciales se dedicaran a prestar dinero para hipotecas, entre otras cosas, y luego las vendieran como títulos valor. Las ganancias del banco están en las comisiones por emitir la hipoteca, o la garantía en los casos de otras operaciones colateralizadas. El banco comercial no asume su riesgo crediticio. Muy ingenioso. Luego el concepto de que un banco de inversión, que administra fondos de pensiones, fondos de inversión, fondos de cobertura diversos los podrí comprar fue aún más sensacional. Estos no habían prestado sino que invertían en un titulo valor en el mercado. Aún más ingenioso fue crear un mecanismo de seguro que podría cubrir la eventualidad de un impago. Cobrando una prima ínfima por el seguro basada en la probabilidad del impago, en operaciones que las casas de calificación de riesgo han aprobado y tipificado como libre de todo riesgo, era una operación que generaría a las compañías de seguros que entraran a ese mercado, una lonja de riqueza. La idea que ese seguro podría ser vendido como un título valor que los bancos de inversión podrían comprar o que los bancos hipotecarios podrían comprar como parte de su cartera de inversiones fue aún más ingenioso. Finalmente el concepto que ese título valor se podría prendar al igual que todos los demás títulos valor para tomar préstamos para poder comprar más derivados financieros, fue sencillamente la cúspide de la genialidad financiera.

Detrás de toda esa genialidad probabilística modelada con modelos basados en la fisica –porque los mercados funcionan como las ondas sonoras– estuvo la automatización de los mercados. La mano del hombre podría quebrar la perfección de todo este ingenio moderno que servía para brindar ganancias a los inversionistas –fondos de cobertura, fondos de pensiones, fondos de inversión etc.–. Y de pronto alguien tomó consciencia que detrás de todo esto financiero y muy sofisticado operado automáticamente, había una casa y que si el precio de esa casa baja, las garantías quedan sin respaldo y el sistema se cae. Y se cayó con la ayuda de los sistemas automatizados.

La octava lección es que cuando todos los mercados están interconectados, todos los mercados se caen juntos y los sistemas nacionales que redujeron la irracionalidad del mercado mayor, se caen más bruscamente que los otros. Aquellos que mantuvieron a sus sistemas financieros más regulados y mejor capitalizados resienten el efecto mucho menos. Aquellos donde no se hicieron inversiones en derivados financieros, quedan inmunes. Las compañías de seguros que compraron los derivados, quebraron, en Estados Unidos, en Japón y en Inglaterra.

La lección final es que la ansiedad por tener ganancias financieras alejadas de la producción y la creencia que eso podría permanecer de forma estable culmina cuando es evidente que todo tiene un precio en esta vida y que no hay ganancias sin riesgos. En ese momento regresa el Estado a salvar, rescatar y luego regular y nacionalizar y se vuelve a teorías económicas más vinculadas a la producción y la distribución y menos al intercambio. Del libre cambismo de Marshall y Pigou pasamos a Keynes, y de Hayek, el consenso de Washington y Monte Pelerin pasaremos a bancos comerciales que asuman sus riesgos, sistemas regulados globalmente, una legislación financiera global, y sobre todo, un banco central global y una supervisora de bancos global. La autorregulación ha muerto, y con ella Basilea 2. El Consenso de Washington yace en un campo afuera del cementerio religioso, como los suicidas.

Juan Carlos Rodriguez

Jueves negro el 24 de octubre de 1929 ??

sábado, 6 de diciembre de 2008

Se produjo una quiebra del mercado de valores de Nueva York, que provocó un prolongado período de deflación. La crisis se trasladó rápidamente al conjunto de la economía estadounidense, europea y de otras áreas del mundo. Una de sus consecuencias más inmediatas fue el colapso del sistema de pagos internacionales.

La debacle económica de 1929 ha concitado la atención de historiadores y economistas como no lo ha hecho ningún otro momento de la historia económica del capitalismo. El debate en torno a los orígenes de la crisis se prolonga, de hecho, hasta los años ochenta, reactivado por la necesidad de dar una explicación fundada a la crisis de las últimas décadas. Marxistas, monetaristas y keynesianos han intentado dar una explicación de este episodio que, en realidad, se correspondió con un largo período, que va desde 1929 hasta 1939.

El crack de 1929 tuvo claros precedentes en Europa y también en EEUU. En 1927 se produjo la caída del mercado de valores de Alemania, en 1928 esto se repite en Gran Bretaña, y en febrero de 1929 en Francia. El carácter espectacular del hundimiento de la Bolsa de Nueva York no debe eclipsar, sin embargo, otro tipo de manifestaciones que dan cuenta de la difícil situación por la que atravesaba el capitalismo.

En diciembre de 1928, la poderosa industria del acero de Renania- Westfalia había hecho suspensión de pagos y provocó una fuerte recesión en toda Alemania. Los signos que precedieron al colapso en EEUU fueron contradictorios. Por una parte, el mercado de valores conoció una actividad febril, con fuertes beneficios y un incremento sostenido de los precios de las acciones. Por otra parte, de Europa, y de la misma economía estadounidense, provenían signos inequívocos: la caída de la construcción (debido en gran medida al menor ritmo de inmigración); la debilidad del índice de producción industrial daba también señales claras de una inminente recesión.
La deflación, la caída de la producción, la acumulación de stocks, el desempleo masivo, la contracción del comercio mundial y la ruptura del sistema de pagos internacionales marcaron la coyuntura en la mayoría de países capitalistas avanzados. El paro superó los 12 millones en EEUU, siete millones en Alemania y tres millones en Gran Bretaña. La producción industrial cayó entre 1929 y 1932 un 38 por ciento a escala mundial, y un 50 por ciento en EEUU. Galbraith («El crac del 29», 1955) distingue entre el crac propiamente y lo que él llama la «Gran Crisis», período este último que se prolonga hasta 1939.

Las explicaciones de las causas de la crisis son variadas y complejas, si bien coinciden en la conjunción de diversos factores económicos y sociales, y que, a su vez, se influenciaron recíprocamente. Las consecuencias que produjo el tratamiento de la crisis fueron absolutamente trascendentales, hasta el punto que los historiadores más prestigiosos la responsabilizan directamente de la II Guerra Mundial. Las medidas económicas adoptadas en la mayoría de países produjeron un fraccionamiento de la economía mundial y un fuerte impulso de la autarquía.

Se constituyeron bloques monetarios liderados por EEUU, Francia y Gran Bretaña. La fragmentación del comercio mundial afectó de desigual forma a los grandes países. Mientras que Francia y Gran Bretaña pudieron reorientar su comercio hacia sus respectivos imperios coloniales -EEUU lo hizo hacia América Latina-, Alemania, Italia y Japón, por su parte, se volcaron en programas de rearme de gran alcance, en un contexto de tensiones crecientes en el sistema internacional. Esta crisis marcó asimismo el fin de la ilusión acerca de la capacidad del capitalismo para autorregularse, dando paso, bajo distintas modalidades, a la intervención masiva y directa del Estado en los procesos de reproducción económicos.

CAUSAS DE LA GRAN DEPRESIÓN:

Han sido muchas las posturas tomadas por los especialistas en la elaboración de hipótesis que conduzcan a establecer las causas de la gran depresión de los años treinta. La teoría económica marxista ha hecho hincapié en el análisis de las grandes crisis del capitalismo achacándolas a la descoordinación entre producción y consumo. La sobreproducción ha estado siempre en el punto de mira de los historiadores de este período, como Nogaro, como clave explicativa de la crisis del 29. para Nere, en cambio, la sobreproducción es un mito ideologizado y no explica todas las posibilidades causales.

Trataré de elaborar en este epígrafe una síntesis de los factores que causaron la crisis de los años treinta. Estos factores son: La sobreproducción, el desorden monetario y la desigual y relativa recuperación económica.

LA SOBREPRODUCCIÓN:

La producción supera las necesidades reales de consumo a partir de 1925, sobre todo en los Estados Unidos, donde los Stocks aumentaban conforme se reconstruían las economías europeas. Las causas de la sobreproducción son:

Distribución desigual de las rentas, que lleva implícita la limitación del consumo a las capas sociales más ricas, que en la mayor parte de los países no eran muy numerosas. Galbraith señala que en los Estados Unidos el 5 por 100 de la población recibía la tercera parte de la renta nacional.

Mantenimiento de precios de monopolio, tipo cartel, que obligaba a la existencia de grandes cantidades de stocks sin vender, al comprometerse los fabricantes a mantener unos precios pactados de antemano.

Desfase entre precios agrícolas e industriales: los primeros crecen más lentamente que los segundos y hacen disminuir, por tanto, el poder adquisitivo de los campesinos ( importante clientela de la industria.

La reconstrucción de las economías europeas, y el incremento de producción de algunos países menos desarrollados o coloniales durante la guerra, junto con el desenfreno productivo de los Estados Unidos.

El sector agrario fue el más perjudicado por los excedentes invendidos y la consiguiente baja de precios, cuyo índice pasó de 147 en 1925 a 138 en 1929.


2.2 EL DESORDEN MONETARIO:
Los momentos de expansión exigen una sensibilidad monetaria y el funcionamiento de un sistema monetario que organice los intercambios desde un centro financiero mediante una divisa hegemónica. Pues la relativa expansión de los años veinte se caracterizó por el marasmo monetario, la pérdida del patrón oro y la excesiva dependencia financiera de los Estados Unidos, convertidos en los principales acreedores y con Wall Street como el centro financiero más importante del mundo.

La existencia de nuevos centros financieros como el de Wall Street, junto con los de Londres y París, originó una competencia de préstamos exteriores entre el dólar y la libra que añadió nuevas dosis de inestabilidad.

En la conferencia de Génova (1922) se revisa el sistema del patrón oro clásico, y se establece el empleo de divisas claves (el dólar y la libra), junto con el oro, para respaldar los billetes emitidos por los bancos nacionales.

2.3 LA DESIGUAL Y RELATIVA RECUPERACIÓN ECONÓMICA:

A partir de 1924 se produce una tendencia al alza en le economía mundial, favorecida por la coyuntura política. Pero de hecho, puede afirmarse que únicamente los Estados Unidos tuvieron una clara recuperación, sustentada en la expansión del consumo de masas de dos sectores nuevos: los electrodomésticos y el automóvil.

El resto de países capitalistas, experimentó tan solo una relativa recuperación.

Al mismo tiempo aparecen, signos de desequilibrios económicos: por un lado, hay un estancamiento de sectores industriales tradicionales, como el ferrocarril, la siderurgia, el algodón y el carbón.

Por otro, la agricultura sufrió una crisis que se traducía en la acumulación de stocks (debido al aumento de la producción mundial al recuperarse la agricultura en los países destrozados por la guerra) y el descenso de los precios. Finalmente, hay que hablar de una disminución del comercio a causa de las medidas proteccionistas norteamericanas y europeas a partir de 1922.

3. LOS AÑOS DIFÍCILES DE LA POSGUERRA: (1919-1924)

En la inmediata posguerra el sistema capitalista tenía que redefinirse de acuerdo con las nuevas circunstancias: La hegemonía norteamericana y la revolución socialista en Rusia. Hasta entonces los países ricos (Francia, Inglaterra y Alemania) importaban más que exportaban aunque compensaban el déficit de la balanza comercial con los intereses de los créditos dados a los países menos ricos, productores de materias primas.

La situación permitía un equilibrio económico, ya que los no industrializados podían vender a los industrializados las materias primas y, con ello, pagar sus deudas y obtener divisas para comprar los productos manufacturados y de consumo que necesitaban.

Tras la guerra, los Estados Unidos se negaron a desarrollar la misma política económica y cerraron sus fronteras a los productos europeos, impidiendo de esa forma a los países deudores obtener dólares con que pagar sus deudas. El equilibrio se rompe. El oro fluye hacia Norteamérica y los capitales americanos se invierten en Europa, pero sin que ello permita una recuperación de la economía europea.

Se creía que, al igual que antes de la guerra, los países fuertes tenían que tener una moneda estable y todas las naciones se afanaban por conseguirlo volviendo al patrón oro. Sin embargo, las nuevas circunstancias lo hacían difícil.

En 1920 se registra una primera crisis, que hace aparecer el paro en países que habían perdido una gran cantidad de hombres en la guerra. Las causas son complejas y se han apuntado, entre otras, las barreras aduaneras surgidas en Europa con la aparición de nuevos países, que entorpecían el comercio; la carga que para Alemania suponían las reparaciones de guerra, que repercutían en el equilibrio económico europeo, y el desorden monetario que había favorecido la especulación. Pero, sobre todo, está el hundimiento del comercio internacional, que se produce cuando algunos países dejan de comprar al agotárseles las reservas y, otros, al no necesitar comprar ya más por tener sus necesidades satisfechas. Además el Tesoro norteamericano anunció que no concedería más préstamos ni anularía las deudas de guerra, en una política claramente deflacionaria.

Las soluciones adoptadas para salir de la crisis fueron dispares: Unos países siguieron con medidas inflacionistas, como Alemania y Francia, cuyas economías, aún débiles, no les permitían tomar otras soluciones y dejaron que la inflación aumentara. Otros, en cambio, como es el caso de Estados Unidos e Inglaterra decidieron controlar la situación con medidas deflacionarias, que se tradujeron en un descenso de la producción y en un aumento del número de parados. Al cabo de algo más de un año la economía se restableció, pero sin volver a alcanzar el nivel de 1913.

3.2 LA PROSPERIDAD PARCIAL: (1924-1929)
En 1924 la crisis se da por superada y se entra en una fase de euforia económica. Algunos países vuelven a la paridad oro, como Inglaterra, en 1926. Otros, como Francia, estabilizan su moneda, consiguiendo con eso, al menos, crear un clima de confianza en el país.

Los índices de producción alcanzan los niveles de 1913. En Alemania se asiste a una cierta recuperación económica, acompañada de una revisión de las reparaciones de guerra. La coyuntura económica favorable repercute en las relaciones internacionales, y la armonía entre los países (Locarno, pacto Briand-Kellog) repercute, a su vez, en la marcha de la economía. Nadie parecía encontrar preocupante que los precios agrarios hubieran entrado en una depresión de la que ya no saldrían hasta 1929. Al mismo tiempo los dólares americanos invaden Europa en busca de todo el que necesite crédito.

Junto con sus capitales, Norteamérica exporta también su estilo de vida.

Pero desde la perspectiva actual es posible ver una serie de sombras sobre ese panorama en apariencia brillante. En primer lugar, la recuperación no afectó de la misma forma a todos los países.

LAS CAUSAS DEL CRAC DE 1929. LA ESPECULACIÓN:

Los más ricos se enriquecieron mucho más deprisa que los pobres dejaron de serlo”. Además los norteamericanos desplegaron un asombroso afán de enriquecerse rápidamente y con un mínimo esfuerzo. El ánimo especulativo fue creciendo día a día, y en el caso de Florida, donde hombres del norte se lanzaron a comprar terrenos que aumentaban de valor sin motivos aparentes, es una prueba de ello.

La especulación llegó a la Bolsa gracias a las normas de Wall Street y por el alza que durante la década de los veinte se produjo en las acciones ordinarias.

Los negocios eran rápidos y beneficiosos. Había muchos pequeños ahorradores que decidieron invertir, e hicieron de ello su forma de vida. Los agentes de bolsa prestaban a sus clientes tomando como garantía los propios títulos comprados, y, a su vez, pedían prestado a los bancos para comprar esos títulos, pues con las ganancias de la bolsa se podía pagar los créditos y sus intereses. Una situación de esta índole no podía continuar indefinida-

Mente, ya que dependía exclusivamente del alza de la bolsa, y ésta era ficticia, fruto exclusivo de la especulación y del mantenimiento de la creencia de que la economía de los Estados Unidos era inquebrantable.

La especulación, sin relación con la actividad económica real, llevó la bolsa a la quiebra. ¿Cómo y por qué se mantuvo esta situación especulativa? Las razones son varias:

La inflación monetaria, que dio como resultado una política de dinero barato y facilidad de créditos.

La estructura bancaria, que estaba formada por múltiples y pequeños bancos, cuya supervivencia financiera dependía del alza de los valores de bolsa. Prestaban casi siempre a corto plazo con un interés del 12 por 100, cuando ellos obtenían créditos de la “Federal Reserve” al 5 por 100. El negocio era bueno, pero los bancos dependían mucho de la especulación bursátil y contribuían al alza de los valores. Además no existía control estatal ninguno sobre los bancos.

La existencia de compañías de “cartera”, que poseían abundantes acciones y estaban interesadas en la subida de las cotizaciones.

La psicología de las masas, convencidas de que el sistema era infalible, alentadas, por capitalistas sin escrúpulos y políticos que no sabían o no querían acabar con ese estado de cosas.


4.2 EL CRAC DE LA BOLSA DE NUEVA YORK:

La economía entra en 1929 en un período de serios problemas y, en un momento determinado, con las circunstancias especulativas descritas anteriormente en marcha, esos trastornos se muestran violentamente en Wall Street.

En los días finales de septiembre y principios de octubre de 1929 las cotizaciones fueron buenas y malas, pero aún se hacían buenos negocios.

A partir del 19 de octubre la situación empezó a ponerse difícil, pero el jueves 24 no estalló el pánico en la Bolsa de Nueva York: ese día se pusieron a la venta 12.894.650 acciones y la demanda fue casi nula; el descenso de las cotizaciones osciló entre 12 y 15 enteros. Un grupo de banqueros y hombres de negocios intentaron frenar la caída comprando acciones; gracias a ello el viernes y el sábado parecía que se iba a detener la baja, pero el lunes 28 comenzó el desastre, el índice del Times bajó 49 enteros y fue el más desastroso de la história de Wall Street: se ofrecieron a la venta 33 millones de títulos y los índices bajaron de nuevo.

5. LOS AÑOS DE DEPRESIÓN. SU EXTENSIÓN GEOGRÁFICA:

El modelo económico de los Estados Unidos, basado en la especulación, se viene abajo al estallar la crisis de Wall Street.

La crisis del 29 genera en cadena una serie de quiebras que configuran la llamada gran depresión, que tocaría fondo allá por el año 1933, y que, en síntesis, son las siguientes:

Quiebra bancaria. Ya hemos visto la dependencia de los bancos respecto a la Bolsa en relación con los préstamos a los agentes. Esto hace que el crac del 29 produzca el hundimiento y debilitamiento del sistema bancario. Entre 1929 y 1932 quebraron 5096 bancos. Este derrumbamiento restringió los créditos.

Quiebra de empresas comerciales e industriales. Consecuencia de la restricción de créditos fue la quiebra de más de treinta mil empresas, lo que trajo consigo el descenso de las tasas de inversión y la disminución correspondiente de la renta nacional.

Aumento considerable del paro, cuyo porcentaje más alto se alcanzó en 1932. Esto determinó la disminución del consumo y el consiguiente aumento de los stocks. Los productores y vendedores no aumentaron sus existencias.

Reducción de los precios. La acumulación de stocks provocó un descenso apreciable de los precios, más en el sector agrícola que el industrial. Con el fin de frenar esta caída se reduce voluntariamente la producción.

5.2. LA EXTENSIÓN DE LA CRISIS:

El peso de la economía de los Estados Unidos en el resto del mundo hizo que la crisis se extendiera a partir de 1931. Los norteamericanos se vieron obligados a repatriar capitales, lo que motivó quiebras bancarias en Alemania y Austria y tensiones en la economía británica. La caída de precios norteamericanos obligó a los países europeos a rebajar los suyos para hacerlos competitivos y dar salida a sus stocks. Pero el descenso del poder de compra de los Estados Unidos y su posterior proteccionismo cerraron aún más el mercado mundial.

En Europa, y en general en el mundo, la crisis fue similar a la americana: desplome de las cotizaciones de Bolsa, descenso de los precios, sobretodo los agrícolas, caída de los créditos y de las inversiones, hundimiento de la producción industrial y aumento del paro.

· En Alemania, el crecimiento de los años veinte se debía a los préstamos exteriores de los Estados Unidos. La crisis del 29 hizo que los capitales se fueran retirando de Alemania, lo que produjo la reducción de la inversión y, por consiguiente, de la producción industrial en cerca de 58 por 100. El paro afectó a más de 6 millones de trabajadores y la agricultura quedó al borde del colapso. Ante esta situación el gobierno excluyó la devaluación por temor a una nueva inflación y escogió la deflación.
En Francia la crisis afectó a partir de 1931, año en que las exportaciones descendieron a la cuarta parte. El desempleo no llegó a alcanzar las altas cotas de Inglaterra y Alemania, gracias a la marcha de muchos emigrantes que habían llegado en los años anteriores y a la reducción del número de horas de trabajo. El descenso de los precios permitió a los trabajadores industriales mantener el poder adquisitivo, aunque sus salarios bajasen, pero las rentas de los que vivían de la agricultura se vieron drásticamente reducidas. El gobierno optó por aplicar una política deflacionaria.

· Después de 1929 Inglaterra sufrió el impacto de la crisis mundial, y las exportaciones, que ya estaban estancadas, se vieron más afectadas debido a la contracción de la demanda en el mundo entero. Pero a pesar de este estancamiento económico, que mantuvo e incluso aumentó el paro, Inglaterra no vio alterarse demasiado la situación política y social.

· En España la crisis paralizó las obras públicas emprendidas por la dictadura de Primo de Rivera, provocando una disminución de la producción y, posteriormente, el cambio político, con la llegada de la República acentuó la crisis a causa de la fuga de capitales.

· En las economías dependientes, esto es, en las áreas coloniales con dependencia directa de las metrópolis y en los países políticamente independientes pero de gran dependencia neocolonial, la crisis de los años treinta tuvo una gran repercusión. Los intercambios coloniales (materias primas por productos manufacturados) se hunden al disminuir el consumo en las grandes potencias, y surge el problema de la sobreproducción. Las políticas proteccionistas y la repatriación de capitales contribuyen a ensombrecer más el panorama en esas zonas. Iberoamérica, por su gran dependencia de la economía de Estados Unidos es la que sufre con mayor fuerza la repercusión de la crisis. El deterioro de la situación económica llevó la inestabilidad política a Cuba, Brasil, Uruguay, Chile y Ecuador.

6.CONSECUENCIAS SOCIALES:
El paro. Constituye la primera y más terrible consecuencia de la gran depresión. En 1932 había en el mundo 40 millones de desempleados. En los Estados Unidos, el paro total y el paro parcial: el primero va acompañado de mendicidad, enfermedad y hacinamiento en la Ciudades de lata (llamadas Hoovervilles irónicamente en Estados Unidos) y en los arrabales de las grandes ciudades; el paro parcial, aunque menos dramático también afectó a la vida diaria. En los Estados Unidos se calcula que el 63 por 100 de los trabajadores industriales estaban contratados a tiempo parcial, con lo que los salarios, ya de por sí bajos, se convertían en salarios de hambre. La juventud sufrió con mayor dureza aún esta situación, pues la búsqueda de un primer empleo sé hacia totalmente inútil y los centros docentes no podían soportar la prolongación de la escolaridad.

b) Descenso demográfico. Se produce por la disminución de la nupcialidad, la natalidad y las migraciones, unida al aumento de la mortalidad infantil y senil. Los distintos regímenes políticos establecieron distintas medidas demográficas para afrontar la crisis; las democracias liberales tendieron a restringir la natalidad para paliar los efectos sociales de la crisis (paro), mientras que los regímenes totalitarios, sobre todo el alemán, fomentaron el crecimiento de la población por razones ideológicas. En cuanto a las migraciones, los Estados Unidos se negaron a la entrada de emigrantes. En este aspecto la crisis también contribuyó a cambiar el statu quo imperante en el mundo.
) Desigualdad en la estructura social. La crisis acentuó las desigualdades sociales, pues aunque se produjeron importantes quiebras en sus negocios, los patrimonios personales de los ricos no mermaron mucho, mientras que la depresión afectó de lleno a las clases medias y bajas.

La burguesía media y pequeña (rentistas, profesionales liberales, medianos y pequeños comerciantes) sufrieron de manera muy especial los embates de la crisis, empobreciéndose y proletarizándose. Muchos buscaron la solución en los fascismos.

Pero sobre quien más recayó el peso de la crisis fue sobre el proletariado, que incluso llegó a subdividirse en estratos diferentes según fuera industrial, rural, parado, semiparado o con trabajo fijo.

Juan Carlos Rodriguez

No al ABORTO!!!!

miércoles, 29 de octubre de 2008

La guerra y sus niños.

martes, 28 de octubre de 2008

Ley del Talión

La escalofriante historia de Zahida .

Basta ya NO AL MALTRATO DE ANIMALES !!!

Asesinadas en nombre del honor ??

En que mudo estamos ??

Un mundo muy desigual !!

domingo, 26 de octubre de 2008

No a los Biocombustibles !!

jueves, 23 de octubre de 2008

HAMBRUNA

martes, 21 de octubre de 2008

Ellos no tienen un mañana !!!

Delincuencia en Montevideo

domingo, 19 de octubre de 2008

Seguridad Alimentaria En Sud América

sábado, 18 de octubre de 2008

La Pobreza En El Mundo

Trabajo Infantil En Uruguay

LA Marginación y Pobreza En Sud América

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